Responsabilidad Social Corporativa

Responsabilidad Social Corporativa: la cara comprometida de la actuación empresarial

Durante los últimos años cada vez es más común oír hablar de la Responsabilidad Social Corporativa. Es normal, los consumidores actúan de manera más consciente y buscan para ellos no solo el mejor producto o servicio, sino que este venga de un negocio con el que se sientan afines éticamente. En Tribitum Asesores, os vamos a explicar en qué consiste esa Responsabilidad Social Corporativa.

¿Qué es la Responsabilidad Social Corporativa?

Se puede definir la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) como una manera de actuar de las empresas en la cual tienen en cuenta los posibles impactos que su trabajo puede ocasionar en diferentes ámbitos. Dichos impactos a considerar serán tanto los negativos como los positivos.

Diferencia entre Responsabilidad Social, Responsabilidad Social Empresarial y Responsabilidad Social Corporativa

A veces los términos de Responsabilidad Social (RS), Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se aplican indistintamente, siendo esto un error.

Hablar de Responsabilidad Social es hacer referencia al compromiso que tienen cualquier ciudadano, institución (sea de carácter público o privado) y las organizaciones sociales para favorecer el bienestar de la sociedad, tanto a nivel local como global.

Por su parte, la Responsabilidad Social Empresarial son las acciones que tienen en cuenta las empresas para que el desarrollo de sus actividades tenga una repercusión positiva en la sociedad. Además, dichas empresas confirman por sí mismas los valores por los que se rigen durante su desarrollo, tanto los que tienen que ver con sus procesos internos, como en relación con los demás participantes.

Se podría decir que RSE y RSC son lo mismo, pero no. Para la Responsabilidad Social Corporativa hay que matizar bien y se encontrará una pequeña diferencia: la distinción entre empresa y corporación. Una corporación se entiende que incluye a todas las organizaciones, empresariales o no, sin importar su tamaño. Esto comprende, por ejemplo, a agencias gubernamentales que quieran hacer pública su manera de trabajar. Se podría decir que la RSC es la versión ampliada de la RSE.

¿Por qué es importante la RSC?

Cuando a principios de la década de los 90 se hablaba de la globalización, esta prometía un futuro muy atractivo en el que tanto países en desarrollo como desarrollados disfrutarían de sus ventajas. Sin embargo, todos esos buenos augurios se han ido difuminando dando paso a grandes desequilibrios entre los Estados y dentro de los mismos.

Algunas de las consecuencias más claras han sido la privatización de ciertos servicios básicos, el aumento de la hegemonía de las empresas frente a los países, la deslocalización o la reducción de derechos para atraer la inversión directa del extranjero.

Por todo ello, la Responsabilidad Social Corporativa se presenta como una magnífica herramienta para luchar contra el impacto menos positivo de la globalización por parte de las empresas, especialmente, las multinacionales. Para este fin la atención se fija, especialmente,  sobre el medioambiente, los derechos laborales, los derechos sociales y, en general, los Derechos Humanos.

En definitiva, lo que viene a decir la RSC es que puestos a abrirnos al mundo, se haga de forma respetuosa y responsable.

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Principios que rigen la Responsabilidad Social Corporativa

Hay 5 principios básicos que rigen la Responsabilidad Social Corporativa.

1. Cumplir la legislación

Cualquier tipo de responsabilidad implica el cumplimiento, de forma obligatoria, de la legislación de cada país y también de las normas internacionales vigentes. Por ejemplo, en el caso de la RSC se deben cumplir, entre otras, las Normas de las Naciones Unidas sobre Responsabilidades de las Empresas Transnacionales y otras Empresas Comerciales en la esfera de los Derechos Humanos.

2. Compromisos éticos y con coherencia

La RSC implica establecer unos compromisos éticos de carácter obligatorio para aquellos que decidan trabajar en ella. Además, estos compromisos éticos, marcados y señalados públicamente como objetivos, deben tener coherencia con las estrategias que posteriormente se llevarán a cabo. Es decir, no se debe tratar de una simple gestión de la reputación del negocio.

3. Satisfacción de las expectativas y necesidades

Con la Responsabilidad Social Corporativa se pretende satisfacer las necesidades y las expectativas de grupos de interés. Es decir, hay que atender a la preocupación de índole social, ética y medioambiental de estos grupos dentro de la estrategia y las tareas de la empresa. Es importante que los beneficios no solo se vean reflejados a nivel empresarial (clientes y empleados), sino también en la sociedad.

4. Gestión de impactos

Para llevar a cabo una correcta RSC se deben gestionar los impactos que produce una actividad de negocio en diferentes ámbitos. Por ello, es esencial saber identificar, prevenir y rebajar las consecuencias negativas posibles que pudiesen suceder.

5. Carácter global

La Responsabilidad Social Corporativa debe tener un enfoque global. Esto supone un terreno de actuación dentro de todas las áreas de una empresa y de sus trabajadores, accionistas, etc., pero también de toda el área geográfica donde tiene lugar su actividad.

Ámbitos de la Responsabilidad Social Corporativa en la gestión de la empresa

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Se puede decir que las tres grandes áreas temáticas en las que se desarrolla la RSC son la social, la económica y la medioambiental. Aun así, el marco de actuación de la RSC abarca muchas dimensiones que las empresas deben tener en cuenta:

  • La protección del planeta.
  • Las buenas prácticas de empleo.
  • Los derechos humanos.
  • La lucha contra la corrupción y el fraude.
  • Los intereses y necesidades de los consumidores.
  • La protección de la salud.

Para llevar a cabo todo ello, los negocios deben desarrollar sus actividades con una implicación completa, lo que incluye a la alta dirección. Estas actividades también deben tener vocación de permanencia: no sirve de nada aceptar la Responsabilidad Social Corporativa como algo a corto plazo.

Cómo medir la RSC en una empresa

Hoy en día las instituciones oficiales y los gobiernos trabajan mucho para transmitir la necesidad de una RSC en todas las corporaciones.

Se han llevado a cabo estudios en base a informes realizados por los propios negocios, noticias sobre la RSC o investigaciones dentro de las empresas para medir la percepción de los trabajadores en lo que a RSC de su trabajo se refiere.

Sin embargo, aún no existe un estándar general aceptado para medir la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas. 

Qué hacer para mejorar la Responsabilidad Social Corporativa

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Cuando una empresa decide apostar al 100% por la Responsabilidad Social Corporativa deberá llevar a cabo un análisis de sus acciones y empezar a aplicar medidas para solucionar aquello que no esté funcionando.

Con este fin se tendrán muy presentes tanto los ámbitos de actuación como los principios que rigen la RSC.

La implicación de todo el equipo de negocio es esencial, pues, como se ha dicho, la RSC engloba a todas las áreas de la empresa. También hay que ser persistentes en los objetivos, como una forma más de rutina.

Además, los compromisos deberán dirigirse hacia una ética coherente con los pasos que se vayan a dar en las estrategias empresariales.

En definitiva, hay que tratar de establecer una combinación perfecta entre cuidar el interior de una empresa, sin pasar por alto el exterior en el que está establecida. No es una tarea fácil, pero hacerlo y demostrarlo atraerá a clientes que depositarán toda su confianza en vuestro negocio. Si necesitas que te asesoremos, no dudes en consultarnos.

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Tipos de sociedad mercantil en España

Tomar la decisión de iniciar un proyecto empresarial es algo que debe haberse meditado a conciencia. Uno de los principales aspectos a considerar, entre los tipos de sociedad mercantil existentes, es la fórmula societaria que más se adecúe a tus necesidades y circunstancias y en Tributum Asesores sabemos cómo asesorarte.

¿Qué es una sociedad mercantil?

Una sociedad mercantil es aquella personalidad jurídica que se forma para dar comienzo a una actividad económica con ánimo de lucro.

Para ello, uno o más individuos se unen siguiendo la legislación mercantil, estableciendo una relación de negocio entre ellos en la que aportarán dinero, conocimientos y competencias. Con esa unión pasan a ser socios que desempeñarán la actividad económica escogida con el fin de lograr unos beneficios.

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¿Qué características tienen las sociedades mercantiles?

Para conseguir una definición más precisa de la sociedad mercantil, es importante conocer sus principales características.

  • La elegida, dentro de los tipos de sociedad mercantil, debe estar inscrita en los registros que correspondan a través de escritura pública.
  • La sociedad mercantil tiene una personalidad jurídica propia, diferente de aquellos socios que la compongan. Por ello, la actividad ejercida posee unos derechos y está sometida a obligaciones con la Administración.
  • A las sociedades mercantiles se les distingue mediante una denominación o razón social. Esto es, el nombre oficial de la empresa.
  • Además, la estructura societaria formada dispone de una sede central de su negocio que es el denominado domicilio fiscal. Dicho lugar es sobre el que habrá que responder de las obligaciones tributarias. Aun así, la sociedad mercantil puede tener sucursales o lo que es lo mismo: sedes adjuntas que pueden estar, incluso, en otros países.

Tipos de sociedad mercantil en España

Los tipos de sociedad mercantil en España son varios y la diferenciación entre unos y otros se hará según la organización de la propia actividad económica, la responsabilidad, la relación entre socios, el riesgo asumido y el objeto social.

En base a esto, existen cuatro principales tipos de sociedades mercantiles. Además, también se dan otras estructuras societarias especiales.

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Sociedad de Responsabilidad Limitada

En la Sociedad de Responsabilidad Limitada o Sociedad Limitada (S.L.) el empresario no tiene que responder con su patrimonio personal en ningún caso. La responsabilidad se limita al capital que se aporte, de ahí el nombre de esta fórmula societaria. Por esta razón, la S.L. es, de los tipos de sociedad mercantil, la más habitual en España.

El número mínimo de socios para constituirla es uno. Para ello, se deberá aportar un capital de 3.000€ como mínimo, el cual se dividirá entre los socios en participaciones en función del acuerdo operativo sobre la aportación que hayan hecho.

Para dar lugar a una Sociedad Limitada, esta debe registrarse en el Registro Mercantil de su provincia.

Además, podrá tener una sede social física o realizar la actividad a través de oficina virtual, con un número de empleados que no tiene mínimos.

Sin embargo, una de sus principales desventajas es que la transmisión de las participaciones a personas ajenas a la empresa es compleja, ya que los socios son los que tienen prioridad. Esto puede dificultar conseguir inversores externos para el negocio.

La Sociedad Anónima

La Sociedad Anónima (S.A.) se compone de participaciones que, en este caso, sí que se pueden transferir de forma libre, sin que los socios cuenten con prioridad por derecho. En la S.A., la responsabilidad por la que responde cada socio está fijada de manera proporcional al capital que haya invertido.

El número de socios necesario para formar una Sociedad Anónima es de uno como mínimo. Esta, como todos los tipos de sociedad mercantil, debe ser registrada en el Registro Mercantil provincial.

El capital mínimo necesario para constituirla es de 60.000€, siendo quizás esta cifra su principal desventaja al resultar algo elevada. Además, otra desventaja es que al posibilitar la entrada de socios ajenos a la empresa, esta puede llegar a ser difícil de controlar.

El capital aportado, sea el mínimo indicado o superior, se fraccionará en acciones, pero todo él debe ser ingresado en una cuenta bancaria a nombre de la S.A., estando suscrito al 25% en el momento de la escritura pública.

La Sociedad Anónima no establece un número de empleados mínimo y el desarrollo de su trabajo puede hacerse de forma virtual o en una oficina física.

Sociedad Colectiva

Para la constitución de una Sociedad Colectiva (S.C.) es necesario un número mínimo de dos socios que compartan responsabilidad.

Se trata de una estructura societaria de tipo personalista, puesto que los socios constituyentes desarrollan su actividad laboral en la propia sociedad de forma directa. Además, su responsabilidad es ilimitada, pudiendo responder de forma personal (con su propio patrimonio), solidaria y subsidiaria, si fuese necesario, frente a las deudas sociales.

La constitución de una Sociedad Colectiva no exige un capital mínimo, lo cual es una ventaja. Sin embargo, el hecho de tener como obligación la gestión del negocio por parte de los socios, así como su responsabilidad ilimitada, puede verse como contrapunto negativo en algunos casos.

Para desarrollar la actividad empresarial en una Sociedad Colectiva no se exige un mínimo de trabajadores, puede llevarse a cabo de manera física o telemática y su formación debe quedar registrada en el Registro Mercantil de su provincia.

Sociedad Comanditaria

Otro de los tipos de sociedad mercantil existentes en España es la Sociedad Comanditaria. Esta también requiere de un mínimo de dos socios para su formación, sin necesidad de un mínimo legal de capital inicial. En esos aspectos se parece a la Sociedad Colectiva, sin embargo, en este tipo de sociedad no es necesario que todos los socios gestionen la empresa directamente.

La Sociedad Comanditaria establece dos tipos de socios. Por un lado estarían los colectivos, que tienen que responder de formar obligatoria frente a las deudas de manera ilimitada, además de gestionar la empresa. Por otro lado estarían los comanditarios, figuras que no necesitan participar en la gestión y cuya responsabilidad es limitada.

Como en los tipos de sociedades mercantiles mencionados anteriormente, esta estructura también debe registrarse legalmente, no requiere de una oficina física para desarrollar su actividad y no hay un mínimo de empleados exigido.

Por último, cabe resaltar que hay dos tipos de Sociedad Comanditaria: la simple y la Sociedad Comanditaria por acciones.

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Sociedades mercantiles especiales

Las fórmulas societarias mencionadas son las principales que existen y las más recurrentes. Sin embargo, además de estos tipos de sociedad mercantil, hay otros especiales.  

Estos tienen la particularidad de estar pensados con el fin de adaptarse a ciertas situaciones concretas y se desarrollan bajo un marco jurídico especial.

  • Cooperativa: su constitución se basa en la asociación de varias personas que gestionan la sociedad de manera democrática e igualitaria.
  • Sociedad Limitada Laboral: requiere de un mínimo de tres socios para su formación y la mayoría del capital pertenece y se distribuye de forma equitativa entre los trabajadores.
  • Sociedad de Inversión Mobiliaria: se trata de sociedades anónimas que gestionan valores mobiliarios y otro tipo de activos financieros con el fin de compensar los tipos de rendimiento y los riesgos. No tienen participación mayoritaria (política o económica) en otras sociedades.
  • Agrupación de Interés Económico: se constituye a partir de la unión de varias empresas o empresarios, con el fin de llevar a cabo una actividad económica que no es la propia principal. Es decir, desempeñan una actividad auxiliar concreta y finita, normalmente con el fin de mejorar resultados o impulsar un desarrollo.

Elegir entre todos los tipos de sociedad mercantil existentes requiere de una investigación meticulosa, así como de una buena evaluación. Por ello, lo ideal es contar siempre con asesores profesionales que te ayuden a gestionar bien tu negocio, incluso, antes de su constitución. En Tributum Asesores podemos ayudarte, consúltanos.